Las Bandolás
 
El Copo
Grabado de Virgilio Galán, 1971

 

    Del árbol genealógico de los cantes vernáculos malagueños es el tronco la bandolá. Si los verdiales, que serian la raíz, tienen el merito de su antigüedad, ellas tienen el de ser el punto de conexión y la masa generatriz de todos los demás cantes de esta familia, pues al adquirir la elasticidad y holgura que aquellos no tenían, llegaron en su evolución a extremos insospechados, dando una rica variedad de tipos (dentro aun de las bandolás) y provocando el nacimiento de malagueñas y jaberas.
      La supremacía que en los verdiales mantienen los Montes de Málaga, en las bandolás la ostenta Vélez-Málaga, enclavada en plena zona de cantes abandolaos. Y así como los verdiales son cantes de montes y terrenos secos, las bandolás lo son de playa y de huertas, y encuentran su principal desarrollo en la faja costera oriental de la provincia malagueña.
      Y también en Vélez-Málaga donde, por obra y gracia de Juan Breva, las bandolás adquieren su mas plena configuración, y es a esta ciudad a la que se debe la gran difusión e influencia que este cante ha tenido fuera de la provincia. Porque, dada la privilegiada situación de su comarca y la riqueza de su vega, ha mantenido siempre Vélez intensas relaciones comerciales con pueblos del interior a los que se unía por buenas comunicaciones naturales. Así sus arrieros los famosos arrieros de Vélez han llegado desde siglos atrás regularmente hasta Loja, Archidona, Cuevas de San Marcos, Cuevas Bajas, Rute, Antequera, Lucena, Cabra... y junto con las frutas y otros productos agrícolas, portaban el bizarro estilos de los fandangos veleños.
      Dejando aparte los cantes de Juan Breva, que merecen tratarse con más detenimiento, empecemos por destacar de las múltiples variedades de la bandolá el cante de los jabegotes, mas popularmente llamado el cante de los marengos. Es probablemente la bandolá mas antigua que conocemos. Propia de las playas cercanas a la capital, debe su nombre a que la cantaban los pescadores en sus faenas. Pero según que faenas, pues nunca lo hacían mientras remaban o tiraban del copo, sino en las más tranquilas de repasar las redes sentados en la arena bajo el ojo avizor de su jábega varada.
      También se cuenta que, aunque  con menos frecuencia, se valían de este cante o de fragmentos suyos algunos cenacheros para pregonar su marina mercancía. Realmente se prestaba a ello esta bandolá, la mas lenta de todas.
      Su melodia nos ha llegado a traves de las cantaoras malagueñas Joaquin Payan, La brigida y Maria la Chilanga.
La segunda de ellas cantaba:
 
             Se me redoblan las penas
              Como las olas del mar
             Pero en llegando a tu casa
             Toas se me vuelven pa atrás
               Lo mismo que la resaca
 
      Otro tipo de bandolá es la rondeña. Se trata de un  fandango muy antiguo, perteneciente al área de la capital, que tomó su especial configuración durante el pasado siglo, al cambiar el campo por la urbe. Tal como hoy conocemos es una de las bandolás mas floridas, sin embargo, en su primera forma era menos recargada de melismas y algo más lenta.
     Algunos tratadistas antiguos la tienen mal catalogada, pues no la consideran emparentada con el fandango. La generalización de este error estriba en que ellos llaman rondeña a otro cante que no es más que una modalidad de la liviana.
     Las corrientes que desde Málaga por una parte (valle del Guadalhorce y vega de Antequera) y desde Vélez por otra, confluyen en el sur de la provincia de Córdoba, tienen su principal desarrollo en Lucena, donde la bandolá adquiere una fisonomía distinta. Los fandangos de Lucena, propagados por Dolores la de la Huerta y Rafael Rivas en toda su variedad, son motivo de legitimo orgullo para la tierra cordobesa. Sus copias son celebres por la diversidad y gracia de sus temas.
     También Cabra cuenta con sus variantes, debidas al gran artista local Cayetano Muriel.
Juan Breva
 
                      
       
 
 
 
 
Antonio Ortega Escalona nació en Vélez Málaga.
      Juan Breva recreó las bandolás de su tierra simplemente con cantarlas él. Sin  proponérselo hizo de ellas un cante nuevo, el más dificil de todos.
      A partir de entonces, dejaron de llamarse bandolás, para ser conocidas por los cantes de Juan Breva. Ni siquiera se las llama bandolás de Juan Breva. Tal fue la personalidad del genial veleño.
      En sus cantes los tercios son duros y se cantan con viveza, sujetos a medida. La guitarra toca aquí con un compás ternario y a un aire o movimiento ligero, casi de verdiales (compás abandolao), y, aunque no suele hacerse, se puede bailar sin necesidad de introducir modificación alguna.
      Representan un eslabón intermedio en la cadena evolutiva que arrancando de nuestros fandangos, termina en la malagueña tal como hoy la conocemos.
      Juan Breva utilizó en su cante, junto a dos tipos de bandolás que le sirvieron de base, unos verdiales de Vélez aprendidos de su madre, que el cantó ya abandolaos y que por su pujanza y bravura, hacían las veces de coda brillantísima; "En la Cala hay una fiesta / mi madre me va a llevar / y como iré tan compuesta / me sacarán a bailar / con mi par de castañetas."
      El cante de Juan Breva es, pues, el estilo mas acabado y bello de las bandolás. En su garganta adquirían una grandeza y un arte estremecedores.
      Siempre se mantuvo fiel Juan Breva a su especialidad. Con gran intuición sabía que no le hacia falta más. Nunca intentó cantar ni crear malagueñas, y bien pudo haberlo hecho, pues cuando la malagueña afloró, tenia nuestro artista unos diez años. Pero la bandolá y la malagueña siguieron caminos semejantes, pero con otro principio y fin, caminos paralelos que por lo mismo, no se han de encontrar.
 
Sonido : Fandangos Abandolaos Canta Juan Breva