Joaquín Vargas Soto "Cojo de Málaga"
 
 
                       UN RATO DE CHARLA CON EL CANTAOR DE FLAMENCO "COJO DE MÁLAGA"
                                             Málaga 21 de Septiembre de 1931
 
   Sus artistas predilectos.- Muchos miles de duros que se esfuman en juergas.- Republicano "chipen" y amante del divorcio.- Un miura y un café.- Yernos "trabajadores".- Una juerga improvisada y Purilla la "cañi"
 
     Han sido varias veces las que hemos intentado abordar al popular Joaquín Vargas "Cojo de Málaga", para que nos contara algo de su arte, de su vida de cantaor para los lectores de este semanario, pero casi siempre que lo intentábamos no obteníamos el resultado apetecido, pues Joaquín se haya siempre en continua juerga y no era cosa de abordarle en plena "farra" ni después de ella. Esta vez hemos conseguido nuestro objeto el "Cojo de Málaga" ha posado ante la cámara fotográfica  del intrépido reportero Antonio Salas, contándonos de paso muchas cosas.
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     Alguien nos dijo que Joaquín se encontraba en su domicilio y a este nos dirigimos.
     La tarde era esplendida y convidaba a un ratito de charla con el popular Joaquín, por el que parece no pasan los años.
     Al llegar al domicilio del "Cojo de Málaga", que se halla situado en la Cruz Verde, nos recibe su esposa, la cual al saber el objeto de nuestra visita nos señala a Joaquín, que se encuentra muy tranquilamente sentado en la calle de los Negros, calle  típica y populachera de simétricas casitas de cachadas enjabelgada de blanco la mayoría de ellas, morada de gitanos.
     Estos son los verdaderos hermanos de Joaquín, al que respetan y veneran por el cariño que siente hacia ellos.
      El artista nos recibe con simpática sonrisa y, al enterarse del objeto que nos lleva a su lado, se pone a nuestra ordenes y nos ofrece una juerguecita salpicada de manzanilla en un alegre y amplio patio de una casa de la calle de los Negros.
      No queremos desaprovechar la ocasión de observar al "Cojo de Málaga" en una juerga intima, entre familiares y gitanos, y lo decimos:
       -- ¿Habrá cante, baile y jaleo?
       -- Joaquín nos mira largo rato y después de reírse de nuestra pregunta, nos contesta:
 
       -- Habrá de todo lo que ustedes quieran. Quiero que salgáis contentos y que Salas saque fotografías de como me divierto con mi familia y con mis entrañables gitanos.
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        -- Donde yo este -continua diciendo Joaquín- no habrá pena, sino cantes, juergas, bebia y baile, que lugar tendremos de rezar el rosario.
 
      Esto de rosario lo dice Joaquín dándole a su voz un sonsonete de tiple cursi.
 
 
Joaquín Vargas enseñando al periodista Sánchez un contrato que firmó con una empresa de Barcelona
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
      
 
      El artista, seguido de numerosos gitanos y gitanas, nos conduce a un hermoso y amplio patio de una casa de vecinos, la mayoría de ellos gitanos, por el que pululan bellas muchachas castellanas y cañi.
      Mientras se hacen los preparativos para la juerga, el "Cojo de Málaga" nos coge del brazo y nos invita a sentarnos un rato bajo una rara balconada en la que se encuentran varias gitanas observándonos.
      Ya sentados iniciamos la charla haciéndonos compañía una anciana parienta de Joaquín, que sigue con interés el curso de la conversación.
       El "Cojo de Málaga" nos habla del cante flamenco y de su origen, haciendo una detallada apología del mismo y de los artistas consagrados por el.
       Nos habla tambien de sus artistas predilectos. "Niña de los Peines", Manuel Torres, del que dice es flamenco y gitano de verdad, de Dora "La Cordobesita" y de Chacón.
       A pregunta nuestra sobre los mejores tocaores de guitarra, Joaquín nos pondera los meritos de Miguel Burrul (padre) y de Montoya, de los que dice son, a su juicio, los mejores que hay en España.
       Como bailaora de flamenco de verdad dice que la mejor Juana "La Macarrona".
       De ella nos habla y también de sus triunfos en tablados y en juergas improvisadas, entre botellas de olorosos caldos sanluqueños y jipíos de señoritas "curdas".
       Al preguntar a nuestro interviuvado que cante prefiere, nos contesta:
       -- Dirán ustedes el estilo que prefiero ¿no es eso?
       Ante el asentimiento de Antonio Salas, Joaquín continua:
       -- El estilo que prefiero es por tarantas, donde no he encontrado imitadores. Cuando canto por este estilo, me olvido de todo. No se ni donde estoy. El alma se me sale por la boca y hasta me dan ganas de llorar.
           Esto no puedo remediarlo ya que es más fuerte la emoción que siento que la voluntad que tengo para dominarme.
           Para ustedes será raro todo esto, pero para mi es muy corriente.
        -- Dicen que los cantaores, a fuerza de cantar y de beber, pierden los sentimientos y se vuelven insensibles, no sintiendo lo que cantan.
         -- Yo no soy así -nos dice Joaquín- Son muchos los años que llevo cantando casi siempre con los mismos estilos, aunque con diferentes letras; pero, a pesar de ello, cuando canto por tarantas, por ejemplo paso un  mal rato; y es que siento el cante como el poeta y el músico sienten una bella composición.
          -- ¿ Y ha ganado mucho dinero con el cante ?-- le preguntamos.
          -- Si -- nos contesta--, He ganado billetes como para comprar todo este barrio, pero todo el dinero me lo he gastado en juergas y en hacer el bien por los muchos desgraciados que viven aquí.
.         A continuación le preguntamos lo que haría si tuviese mucho dinero, a lo que responde:
          -- Si tuviera muchos billetes me los gastaría todos como he hecho siempre, me divertiría, daría
 de comer a muchas familias y, después, a vivir ni envidioso ni envidiado, cantando, cantando siempre hasta que cerrara el pico.
         Comprendiendo que Joaquín se encuentra algo cansado de hablar de su arte , desviamos el giro de la conversación y la encauzamos hacia la política.
          Nos dice ser republicano de los de antes del 14 de abril, agregando que tiene una fe absoluta en la Republica y en sus gobernantes.
          Nos relata sus peleas por defender la Republica y como la Republica dio margen a que le quemaran un Cristo.
          Al preguntarle sobre el juicio que le merece el divorcio, Joaquin retrepándose bien en silla y mirando de un lado para otro, nos dice en voz baja:
          -- El divorcio lo veo magnifico; lo mejor de lo mejor. No hay derecho a que se soporte ni un día a una mujer que tenga, a lo mejor un defectillo que sirva para ponerle a uno el estomago de punta.
                Si el gobierno de la Republica aprueba el divorcio y este se implanta, se habrá dado un gran paso en bien de todos.
           Joaquín suspende los juicios acerca del divorcio y, guiñándonos, nos señala a su esposa y a sus hijos, que vienen a reunirse con nosotros.
           Como el tinglado para la juerga ya está preparado se oyen numerosas voces que llaman a Joaquín a "escena", como si fuera a actuar en un coliseo  de primera magnitud.
           Como final de charla requerimos al artista a que nos cuente alguna anécdota suya.
           Joaquín se pone la mano sobre la barbilla, recuerda y, al fin, nos dice:
           -- Veran ustedes. Era yo un muchacho cuando fui a cantar a un teatro de Algeciras, el cual estaba formado con ramas y telones.
               La noche de mi actuación se apagaron todas las luces del pueblo, mientras se efectuaba el encierro de los toros que habían de lidiarse al día siguiente. El dueño del café no hizo caso a las ordenes del alcalde del pueblo y dejó encendidas las luces del local.
               Ni que decir tiene que la gente se coló en el café, el cual quedo completamente abarrotado de publico.
               Faltaban pocos momentos para empezar el espectáculo. En el escenario se encontraba el tocaor, que templaba la guitarra y yo que cantaba por farsetillas para ir entrenándome.
               En el momento que el tocaor empezaba unas malagueñas, lo veo que se levanta con los ojos desencajados, que arroja la guitarra al suelo y emprende vertiginosa carrera buscando la puerta de salida.
                Yo me extrañé de aquel proceder, pero al levantarme para llamar al tocaor, se me cayó al suelo el punterillo y me entro un temblor que meramente parecía un negro charlestoniano.
                Joaquín nos relata como un toro de Miura se había introducido en el escenario, produciendo el consiguiente revuelo.
                Al final, cuando los ganaderos se llevaron al torito -termina Joaquín- me dirigí al empresario, diciéndole: -- Compadre, buen negocio ha hecho--.
                Hay que tener en cuenta que del café solo quedaron los palos.
                Al llegar la hora de cobrar, me negaron lo estipulado en el contrato y tuve que pedir dinero prestado para poder regresar a Málaga.
                Finalizada la charla, nos trasladamos al lugar donde se iba a celebrar la juerga, la que resultó castiza y, sobre todo, movida, pues Purilla, la gitana zandunguera del barrio, bailó, cantó y hasta nos hecho algún piropo.
               Cuando nos despedíamos de Joaquín y le dábamos las gracias por su amabilidad y, sobre todo, por la juerga, Salas le preguntó como vivía en la actualidad, y Joaquín contestó con la velocidad del rayo:
               -- A pesar de tener 51 años y llevar 38 de cante, me encuentro como en mis mejores tiempos. Gano para comer y hasta para mantener a los maridos de mis hijas que sobre todo, son unos estupendos "trabajadores".
                                                                              F. Salas Perez.
 
momento de la juerga que se disfrutó

 

Enlace con Biografía de Joaquín Vargas Soto

 

 

Joaquín en unión de su esposa y de Purilla la "Cañi"

Sonido de Fondo : Verdiales Canta el "Cojo de Málaga"
              

                     

                  Entrevista recogida del Semanario ECO POPULAR

                                                                          

 

 

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